lunes, 2 de noviembre de 2009

Halloween

Los dos hombres caminaban calle abajo, discutiendo acaloradamente sin fijarse en la cantidad de peatones que se giraban a su paso.
A juzgar por la expresión del primero diríase que debatían asuntos de extrema delicadeza, algo bastante factible si no fuese por los aspavientos desesperados de su compañero, que parecía exaltarse por momentos.

Se pararon en un semáforo, justo enfrente de un enorme edificio cuyo letrero gigantesco y poco cuidado anunciaba en letras capitales de color rojo el nombre de una gran empresa constructora.

Las puertas giratorias los hicieron desaparecer en el interior de una amplísima sala de recepción donde los empleados aun estaban terminando de recoger los últimos adornos de la fiesta que había tenido lugar la anterior noche.

- ¿Es que celebrasteis aquí la fiesta? Parece que ha pasado un huracán por aquí dentro.
- Si, toda la primera planta y arriba, en la 7º, el concurso de disfraces. No te lo creerías si te dijera la cantidad de gente que había metida en aquella sala de conferencias.
- Pero tenía entendido que solo permitían el paso a los trabajadores.
- Y acompañantes. Aunque, personalmente, hubiese preferido algo mas formal.
- ¿Y eso porque? No me dirás que te da vergüenza.
- Tenías que haberla visto. Tu la habrías sacado a rastras del edificio.
- Joder, ¿Tan malo fue?
- ¿Malo?¡Imagínalo! Era la única elfa vestida de bruja tarareando Jingle Bells en una puta fiesta de Halloween!