jueves, 1 de julio de 2010

La Profecía

El vestido de fino lino ondeaba rozando sus piernas delgadas, a medida que avanzaba cautelosa hacia su destino. Caminaba despacio, con los profundos ojos negros fijos en ninguna parte, dejando vagar la memoria por las polvorientas calles del pequeño pueblo.

Recordaba que antaño fue un lugar hermoso, cuyos edificios de piedra blanca formaban un paisaje en perfecta armonía con el bosquecillo que lo rodeaba. Los templos, decorados con columnas de mármol al estilo corintio, reforzaban aun más el encanto helénico que poseía la ciudadela.

Ahora, las ruinas llenaban el pueblo, y la vegetación había comenzado a conquistar los suelos empedrados. Entornó la mirada y escrutó los alrededores con detallada atención.
En el fondo del poblado, tras las columnas destrozadas de lo que en algun momento, años atrás, hubo sido un pequeño panteón que cobijaba a la mayor vidente de los dos continentes, se hallaba la persona que buscaba.

Nunca la había visto, en los largos años que había pasado en la superficie pero, no obstante, habia oido hablar de ella a miles de viajeros que peregrinaban hasta la Isla Áthora solo para poder consultarle sus angustias.

Y ahora era ella la que, sin saber exactamente la razón, caminaba con el rostro oculto bajo la capucha de su túnica por aquel pueblo deshabitado hacía décadas. Ahora, era ella la que buscaba el consejo del Oráculo, algo que Gabriel, estuviera donde estuviese,estaría disfrutando como una golosina en las manos de un niño.

Aceleró el paso al escuchar un ruido a sus espaldas, y su cuerpo grácil y delgado se deslizó por el sendero con una ligereza inaudita.
Había salido sola. Nadie en la Torre sabía donde se encontraba, y había cambiado su colgante de ópalo por el diminuto collar de cornalina que ocultaba las auras demoníacas.



Su rostro, lo único que podría descubrirla, llevaba tapado bajo sus prendas la totalidad del viaje, tanto por tierra como por mar. Y desprovista de la seguridad de su propia identidad, la Princesa Oscura se internaba inquieta en el frondoso bosque de setos y hiedras que habían cubierto las paredes rotas del antiguo panteón.

- Te esperaba...
La voz, infantil, suave y serena, salió de algún sitio que no lograba identificar. Se hallaba en el mismo centro de una plataforma circular, algo alzada del suelo, rodeada de vegetación y pedazos de columnas jónicas destartaladas. Pero no era capaz de ubicar la voz de niña que hacía eco a su alrededor.

Alzó las manos despacio, levantando la vista orgullosa y recorriendo con la mirada cada recoveco de las ruinas del pequeño templo. Se bajó la capucha, descubriendo su rostro de piel pálida y rasgos finos y delicados, cuyos ojos oscuros como un pozo sin fondo poseían el brillo de la inteligencia sobrenatural.

En la lejanía, oculta tras pedazos de muro derruido, se ocultaba una chiquilla de corta edad, de cuerpo tan blanco como el suyo, cabellos lacios, largos, del color de la niebla matutina. Y la mirada perturbadora de quien no ve sino con el alma, poseía encerradas en sus pupilas las volutas de humo mas puro que jamás hubo de volver a ver.

Quiso avanzar, acercarse a ella, pero no le hizo falta. La muchachita se había colocado a su lado tan rápido que la unica evidencia de sus movimientos la daba el liso vestido blanco con que se cubría.
Clavo los ojos en los suyos, haciéndola estremecer. Y sin darla tiemo a preguntar, abrió la boca solemne, y con su vocecilla inocente comenzó a recitar:

"Tú que te amparas en la sangre y en la guerra, tú, que avergüenzas al Sol al pisar la arena.
Tú que dominas la noche y haces alzar las estrellas, dinos,
¿Traerás Luz o Cenizas a esta tierra?

Tú que naciste bajó un cielo hostil, tú, que te atreviste a levantar la mirada hacia un horizaonte sin fín.
Tú que hiciste renacer el mundo ante la atenta guardia de la Luna gris, contesta,
¿Traerás Luz o Cenizas a esta tierra?

Tú, Princesa Oscura, hija de la Noche y la oscuridad, decidirás el destino del mundo.
Escucha tus entrañas, tu vientre, escucha la voz de tu mente y responde,
¿Traerás Luz o Cenizas a esta tierra?"