martes, 12 de julio de 2011

Estigia

Cuentan las Moiras que una noche, el hilo se quebró.
Esa noche, la Laguna se mantuvo en calma; las oscuras aguas quietas y tranquilas, y la torre de piedra que se erguía en su centro, imperturbable, abrió por fin sus sagradas puertas al mundo de los mortales.
Cuentan las Moiras que aquella noche, los titanes se revolvieron en su prisión.
Que los cielos estaban templados, y el Monte Olimpo dormía, y mientras las almas en vela se acercaban flotando a las negras orillas.
Cuentan que el creciente susurro de las ánimas se elevó sobre la Laguna como la niebla, rodeando los muros de la altísima atalaya y ascendiendo en espiral hasta llegar al mismo firmamento.
Que un trueno retumbó en el aire, y por un instante se paró el tiempo, y Morfeo en su desvelo supo que no era pesadilla alguna.
Cuentan las Moiras que en ese momento, los Dioses despertaron de su letargo.
Y que fue entonces, en ese instante, cuando una nueva Era comenzó.