Alix gruñó.
- La golpeaste en la cabeza.
- Es lo primero que se me ocurrió.- Se justificó.- Pero tú no eres ella. ¿Porqué te importa tanto?
- La necesito.- Respondió escuetamente.- -y tú, ¿Quién eres? Reconozco tu cara, pero no guardo sus recuerdos.
- Nisha.- Contestó arrugando la nariz.
Habían llegado al otro lado de la isla casi sin darse cuenta. No era demasiado grande, pero lo que le había dicho Alix era cierto. No había ningún portal allí. No podían salir.
- Sheene.- Aunque no era necesario, el espíritu de hielo se presentó.- Espíritu elemental de…
- Sé quién eres.- La interrumpió con brusquedad.- La guerrera del principio de los tiempos.
Shenne asintió. Notaba los músculos entumecidos, como si el frío de su alma comenzara ya a consumir el cuerpo de Alix.
- No puedo seguir así mucho tiempo.- Advirtió la joven examinándose las manos.
- Entonces tendremos que salir rápido de aquí. Razonó la rubia, rompiendo un cascote de un puñetazo.- ¿Cuánta agua puedes congelar?
La elemental comprendió enseguida lo que se proponía, y su mirada glacial se perdió en el horizonte del mar que las rodeaba.
- No la suficiente.
- ¿Hasta la próxima isla?.- Negó con la cabeza, sin mirarla.- ¿Y la espada?
- No tiene tanto tiempo. Y ella no puede sujetar mi espada.
La semidemonio suspiró, derrotada. Echaba de menos a Akira. Y entonces se le ocurrió.
- ¿Existe la forma de que las dos estéis despiertas?
La muchacha la miró extrañada.
- No veo como puede ser eso posible. Ni siquiera sabe que existo. Además, dudo que su cuerpo mortal pudiera soportar el frío de dos almas conscientes.
- Ella tiene poder sobre el fuego.- Se sorprendió a si misma rebatiendo a la guerrera.- Dos esencias opuestas tal vez podrían neutralizarse lo suficiente para que un débil cuerpo humano lo soporte.
Shenne la miró ceñuda.
- ¿Fuego?.- La sorpresa que imprimió al rostro de Alix casi hacía olvidar la escarcha que ya empezaba a cubrirle la piel.- Nunca había tenido un huésped que no fuera de hielo. Es extraño. No debería poder….
- Pero puede, ¿no? Es posible que tenga razón.- Se apoyó en una roca flotante, mirando al cielo despejado.- No me malinterpretes, me importan poco las razones por las que eso pueda pasar. Pero quiero salir de aquí.
- Bien.- La elemental no dio señales de que sus palabras la hubiesen molestado.- Pero eso deberías decírselo a ella.- Y antes de que la semidemonio pudiese abrir la boca, Sheene volvió a introducirse en la espada helada, y el cuerpo de Alix cayó inerte al suelo pedregoso.
Nisha maldijo su suerte, tratando de prepararse para la avalancha de emociones que bullían en la mente de Alix. Pero le fue imposible.
Cuando se levantó, los pensamientos incoherentes de la joven la golpearon con la fuerza de un huracán en cuyo centro estuviera su cabeza tratando de amortiguar el viento con un parasol. Dio un paso hacia atrás de la impresión.
- Si vuelves a empezar a parlotear, o intentas abrazarme, te juro que te dejaré inconsciente otra vez, y no seré tan amable.- Amenazó adelantando la mano con la que sujetaba el colgante de piedra verde, y el brazo amputado de su padre colgando con rigidez cadavérica.
Alix se frotó la cabeza en el lugar del golpe y sonrió tímidamente.
- Lo siento. Llevaba mucho tiempo sola aquí.
- Me da igual.
Puso los ojos en blanco y se giró en redondo para arrodillarse en la playa de arena negra. Suspiró. ¿Se suponía que ella tenía que enseñarla a convivir con otra alma?
En aquel momento se percató de que aun sujetaba con fuerza el collar que le había arrebatado al Rey Demonio. La gema esmeralda, brillante, que pendía de uno de los extremos comenzaba a volverse translúcida, como el mineral de la que había sido forjada.
Con dificultad, separó los dedos de la mano cortada que aún sujetaba la cadena, y se colocó al cuello la gargantilla. Cerró los ojos, olvidándose de los estúpidos pensamientos que le llegaban desde Alix, sintiendo, por primera vez en mucho tiempo, como la conciencia de Akira despertaba de su letargo.
Las orejas de gato que coronaban su cabellera descendieron hasta transformarse en humanas, y la larga cola fue desapareciendo al mismo tiempo que el cuerpo musculoso de un enorme felino se materializaba a su lado. Rozó su lomo con los dedos, sintiéndose completa de nuevo, fuerte, igual que antes. La figura que llevaba al cuello se había vuelto completamente transparente, incolora, como si aquello que guardaba en su interior ya no fuese a volver nunca mas.
Y como dándole la razón, Nisha se arrancó la cadena y la lanzó al agua, tan lejos como los músculos de sus brazos la permitieron llegar.
A lo lejos, escuchó la exclamación de Alix.
- ¿Cómo has hecho eso?
Carta abierta a tercero de la Eso
Hace 5 años