No sueño. ¿Porqué? No comprendo el mutismo de mis recuerdos.
Tal vez hayan huído de mis locuras, o viajan por el cielo en busca de un alma mas diestra que yo.
Alma. Así te llamare a partir de ahora, siempre que te escriba. Alma.
Un nombre tienes, también necesitarás un rostro.
Oh pero ya lo tienes...
Tienes mi rostro porque eres mi alma.
No, no desvarío, ni mis locuras son fruto de la demencia. Puedo, en todo caso, llevar la cordura a un nuevo nivel, donde la razón y la imaginación se entrelacen con viejas memorias.
Hoy, Alma, lees en mí. He de buscarte un compañero, con un nombre también, un amigo que haga de sí tu complemento.
Oh! ya se... Alma y Razón.
Ambos sois opuestos, como el agua y el fuego, mas juntos formais la vida, el día, la noche y el Sol. Un recuerdo, un sueño, un pecado, una traición.
Alma. Haces que hablar contigo sea tan facil como dejar caer las gotas de secretos en el Olvido.
Tiempo. Eso es todo lo que tengo ahora, es mi obsequio. Te regalo el tiempo que no me sobra, que no me odia, que huye de mí sin embargo como el segundero de algún reloj.
Ven, Alma, conmigo. Ayúdame a internarme en ese bosque oscuro, repleto de pesadillas teñidas de añil. Sueños que ya no quieren visitar mis noches y me rehuyen sin explicacion, desaparecen y no me quieren decir la razón. ¿Me la dirás tu?
Alma. Por tu ayuda clamo una vez más. Deja que tu luz en sombras me envuelva y me arrope, pues la Luna me ha abandonado a mi suerte. Las estrellas alumbran el cielo nocturno sin mirarme, extasiadas por algún poeta bohemio que les canta sus baladas, arrebatandome su atención.
No soy capaz apenas de dejar que mi mano se deslice por el papel para escribir cualquier historia fantástica donde las hadas sean de gominola y los niños no pierdan sus alas tejidas con el hilo de la imaginación.
Alma. No me dejes Alma.
Tal vez añores la indiferencia, la inexistencia que te arranque al darte un nombre, una identidad. Una forma de dirigirte a ti como mi suerte, mi inspiración.
Eres Alma porque me escuchas, porque te escribo, porque eres igual que yo.
Eres Alma de azucar, que nubla los momentos amargos, que adereza las ideas descabelladas que en ocasiones pasan por mi mente.
Alma de almas, Alma de color. De color negro perdida en mis palabras, luchando por el control. Cuan poco habrías tardado en corromperte en mi interior.
Deja que pase el tiempo, Alma. No corras tras los minutos que ya pasaron a nuestro lado, no llames a aquellos sueños que ya olvidaron su función.
Ven, quédate conmigo Alma. Ayúdame a escribir ilusiones como antes, ayúdame a inventar nuevos sueños que guardar. Acuna mis noches como antes hizo la Luna, devuelveme a la locura una vez mas.
Carta abierta a tercero de la Eso
Hace 5 años
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