martes, 8 de junio de 2010

Oscura Eternidad

- Vive.- Dijo él.

No podía olvidar su expresión cuando dijo aquello. Sus ojos claros brillaban con una intensidad alarmante, y tenía los puños apretados a ambos lados de la cadera, como si la decisión que acababa de tomar fuese la mas dificil de su larga existencia. Como si aquello le convirtiera en un monstruo.

Entonces, ella dejó que la oscuridad invadiera su mente, y notó en el cuello el aliento helado que respiraba justo antes de sentir el suave mordisco que, con delicadeza, le otorgó el don de la vida eterna.



Un leve mareo se apoderó entonces de la joven, que se dejó caer semiinconsciente en los brazos de su compañero. Las heridas que le recorrían el pecho y las piernas le ardían, y sus extremidades apenas recibían las órdenes que la impelían a levantarse.

- Quieta.- Su voz grave calmó un poco sus nervios.- Ahora bebe.- Susurro inclinandose sobre ella, de manera que su piel rozara sus labios.

El cálido líquido inundó su boca y su garganta, y se deslizó poco a poco hasta su estómago donde se inició un dolor lacerante aun peor que el que le provocaban os cortes mortales que cubrían su cuerpo.
Él la sujetó fuerte, tratando de impedir las fuertes convulsuiones que se habían apoderado de la muchacha.

Para olvidar el dolor, ella visualizaba el rostro del chico, la única razon por la que aceptaba someterse a aquella tortura en vez de dejar que su corazón se parase para siempre.
Perdió la consciencia pensando en lo que la depararía el futuro, un futuro infinito, pero con él a su lado.

Que ilusa fue al creerlo.

Cuando despertó, estaba sola. Él no había podido soportar lo que le había hecho, en lo que la había convertido, condenada a vivir una vida sin vida en la Oscuridad.

Recordó, haber llorado sangre por su ausencia, literalmente, haber gritado su nombre hasta quedarse sin voz.

Cuando el agotamiento la obligó a callar, se dio cuenta de que todas sus heridas habían sanado por completo. Estaba curada, viva... y sola.
Se dio cuenta de que no iba a volver. Y apenas pudo soportarlo.

La luna le dio la bienvenida desde el cielo oscuro, iluminando con sus rayos plateados las inmediaciones del jardín que rodeaba su hogar.
Siempre recordaba su nacimiento al despertar, descubría las cortinas y dejaba que el crepúsculo la envolviera con su manto espectral.

Lillith...

La Eternidad podía ser traicionera.

2 comentarios:

  1. Haces que se me encoja el corazón al leerte nena ú_ù. Siempre, siempre lo consigues. Debería matarte por ello.

    Pd: Adivina quien soy :P.

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  2. Me has hecho picar en la foto xD
    Pero gracias nena :********

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