Y lloró. Lloró durante horas, días, meses y años.
Lloró hasta que llenó a rebosar la Laguna.
Lloró hasta que se quedó sin lágrimas, y finos regueros de sangre descendieron por sus mejillas hasta las aguas, tiñendo de escarlata las orillas.
Y entonces la Laguna le permitió entrar.
Carta abierta a tercero de la Eso
Hace 5 años
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