sábado, 14 de agosto de 2010

Resurreccion II

Su cuerpo entró en suspensión. Nisha maldijo en cien mil lenguas arcanas la estupidez que había cometido, pero ya era demasiado tarde para arrepentirse. Guardó rápidamente ambas armas en sus fundas, preparada para cualquier cosa. Nunca antes había entrado de aquella manera en un portal de teletransporte.

Y de repente, comenzó a caer. Caía y caía, sin ver nada mas que aire a su alrededor. Haciendo cabriolas logró mantenerse recta, cuando empezó a ver rocas y guijarros cada vez mas grandes, tratando de no chocarse con ninguno hasta que divisó el suelo pedregoso y gris a varios kilómetros de distancia.

Sujetándose a varias rocas de gran tamaño que flotaban en su descenso, frenó su caída lo suficiente para ir saltando sobre unas cuantas considerablemente grandes, aterrizando suavemente a cuatro patas en una zona libre de obstáculos.

Sacudió la cabeza para terminar de despejarse, y se enderezó bruscamente para examinar la isla a la que había llegado. Apenas se había levantado cuando notó el filo de una espada helada rozando su cuello, dejando un fino hilo de escarcha que se extendía poco a poco por su piel.

Alerta, dio una voltereta alejándose del peligro, volviéndose de nuevo para encarar al desconocido con la manode su padre balanceandose violentamente en la cadena que sujetaba entre los dientes.

Gruñó, enseñando los colmillos... Y la sorpresa al ver el rostro de la muchacha que la amenazaba con gesto fiero, con la espada de hielo aferrada en ambas manos, casi la hizo perder su trofeo.
Se trataba, sin duda alguna, de aquella chica torpe que habíaq acompañado al grupo durante la gran lucha. Alix se llamaba, y, si no recordaba mal, la había utilizado varias veces como escudo humano.

Se mordió el labio, buscando aquellas sensaciones ajenas a las que comenzaba a acostumbrarse, tratando de averiguar si aún le guardaba rencor, pero no conseguía sentir nada.
Se fijó sin perder la postura defensiva en el rostro de la guerrera, y la encontró extraña. Su expresión era mas agresiva que la última vez que la vio, su piel estaba azulada y desprendía vapor del mismo modo que su arma.
Y su pelo, sus cabellos castaños, recubiertos de escarcha enmarcando unos ojos de color azul glacial.

Se incorporó despacio, sin romper el contacto visual. Su cola de gato se enredo delicadamente en el muslo desnudo, y dejó caer la cadena que sujetaba con los dientes para cojerla al vuelo con la diestra.

- Interesante.- Dijo en voz alta, ladeando la cabeza.- Tu cuerpo se congela.
La muchacha no dejaba de apuntarla con el arma. No parecía reconocerla, lo que, en un primer momento, interpretó como buena señal. Sin embargo, no podía dedicarse a buscar una salida con una mocosa persiguiéndola por toda la isla.

- Hagamos un trato.- Comentó alejando la mano izquierda de su espalda, preparada hacía rato para desenfundar la espada.- Tu dejas de apuntarme con eso, y yo no te tocaré un pelo.- Sonrió cínicamente, mostrando los colmillos por la comisura de los labios.

Alix guardó la espada en su cadera sin dejar de mirarla con desconfianza. Y de pronto, sin previo aviso, se desmayó. La semidemonio arrugó la nariz, totalmente descolocada.
No la recordaba tan rara.

Avanzó hacia ella sin preocuparse, decidida a sacudirla con el pie a ver si se levantaba, cuando una marea de pensamientos la golpeó de lleno.
Primero se mareó, y tuvo que buscar apoyo en una de las rocas flotantes que pasaba cerca de ella. Y antes de que emitiese quejido alguno por el intenso dolor de cabeza que le provocaba la conciencia despierta de Alix, la joven ya se había levantado del suelo, y corría para abrazarla.


Se la quitó de encima sin miramientos y se alejó de ella en el mismo momento en que empezaba a hablar emocionada. La rubia maldijo su suerte, suspirando con desesperación


- ¡Nisha!¿Sabes? Llevo aquí tanto tiempo que perdí la cuenta, pero ahora ya da igual, porque has llegado tu, y seguro que encuentras la forma de sacarnos, porque aquí no hay ningún portal, ¿sabes? Y yo ya he intentado regresar a mi piedra, pero no sé porqué no me acuerdo de lo que pasa cuando lo intento…


En ese momento dejó de escuchar. Entre la frase continua de Alix y la cascada de sensaciones que percibía de golpe, temía perder el control. Pero no se callaba.

Harta, anhelando el silencio anterior a su despertar, cogió una piedra del suelo, y sin poner demasiado empeño, golpeó a la muchacha en la cabeza dejándola inconsciente.

Suspiró, disfrutando de la tranquilidad. Con la roca aun en la mano, escuchó los movimientos de la guerrera al levantarse, y giró la cabeza para no perderla de vista.


- Así me gustas mas.- Comentó, dejando caer la piedra al observar como sus cabellos volvían a cubrirse de hielo.
La joven la miró con furia. Desenfundó de nuevo el arma deseosa de cobrarse el golpe que la semidemonio le había propinado en la nuca. Pero Nisha se dio la vuelta, sin querer entrar en combate con la guerrera.


- No sabes lo que es aguantarla.- Y comenzó a andar en dirección contraria.
Alix entrecerró los ojos recelosa, pero guardó el arma y la siguió.
- Tú misma lo notaste. Su cuerpo se congela.- La alcanzó para caminar a su lado.- No puedo poseerla constantemente. Si no quieres oírla hablar, haz que se calle.
- Eso hice.- Sonrió divertida.- Y apareciste tú.

1 comentario:

  1. Juer, si que estaba desactualizada, si... lo menos he tenido que leer seis o siete entradas, y como siempre, me han encantado. *-*

    Para cuando la tercera parte de esta?

    :*************

    ResponderEliminar